martes, 27 de diciembre de 2016

Dinora y Racon (10)

–No fue una pregunta, fue una orden – le ordena a Dinora montar a zirra, mientras la mira muy seriamente y con enfado. Dinora sin ganas y con cansancio intenta montar a Zirra quien se rehúsa a ser montada y se aleja enfadada
– ¡Mira Dinora lo que haz provocado! –   grita enfadado Raizul mientras ve como zirra se aleja y se dispone a levantar el vuelo.
– ¡Yo no hice nada! – Contesta enfadada Dinora –Ella no quiere pelear y yo tampoco
– Bueno Dinora ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?
– ¿Repetir me qué?
– ¡Que no tienes opción! ¡Que Atalarrina nos matara a todos! – grita aún más enfadado, su rostro estaba del color de un tomate y yo que solo quería regresar a jugar con mi hermano y a saborear los deliciosos hotCakes de mamá – ¡Que desafortunadamente eres nuestra única oportunidad!

Yo solo quería irme, tenía mucho miedo y ahora Raizul estaba más que enfadado, tanto que golpeaba la pared y ya se había sangrado los nudillos, Zirra ya se había ido y no veía manera de hacerlos regresar, intente relajarme y ponerme en su lugar, todo su mundo dependía de mí y mis dragones y yo no me sentía capaz de poder ayudarlos, me sentía tan triste, tan impotente 

–Eso no ayudara en nada – expresaba Guilmot con tanta calma, que hasta me dio flojera solo de ver lo caminar, ese enano, ese enano fue le culpable de todo, según él es mi protector y no me ha protegido de nada, si desde un principio me hubiera explicado todo, pero no, solo se dedicó a regañarme
–Tranquilo Raizul, yo hablare con Dinora, todo estará bien – expreso con más calma aun Guilmot mientras miraba con aire reprobador a Raizul,  quien solo lo miro enfadado y se fue gritando algo impronunciable.
Yo lo mire con fastidio y me dispuse a largarme de ese lugar, no estaba dispuesta a escuchar su voz dormilona y sus sermones aburridos

–Dinora espera
– ¿Qué quieres? ¡No peleare por ningún motivo!
–No te estoy pidiendo que pelees, ni que entrenes si quiera, solo te pido que llames a Zirra y convivas un poco con ella, quizás algo de juego la relaje – me pido con calma  y rostro benevolentes, como si me comprendiera, pero yo no iba a caer en su truco –Mira Dinora – empezó a hablar, ya sabía lo que venía un sermón de dos horas o más, peor que los de mi madre y no estaba dispuesta a eso, así que decidí aceptar, era eso o escuchar su aburrida y nefasta voz.
–Está bien, está bien – le dije con fastidio – hare llamar a Zirra
–Debes de hacerlo de buen modo y estar alegre sino no vendrá
– ¿De buen modo? ¿Alegre?  Si claro estoy contentísima – espete en modo sarcástico, este enano está más loco que una cabra
–Vamos intenta relajarte y pensar en algo agradable, yo sé que…
–sí, sí, lo haré  – lo interrumpí antes que empezara con sus cosas, me senté en el piso  e intente relajarme después de un tiempo de recordar todos los momentos agradables con Saúl, con Delia, con mamá, logre sentirme mejor y entonces la recordé a ella, a esa preciosa Dragona, Zirra.
Mientras pensaba en ella, sentí el viento en mi rostro que me golpeaba con fuerza y entonces supe que era ella, Zirra había llegado, ahora que me esperaba en serio Guilmot pretendía que con jugar con ella podríamos lograr algo, los nervios se apoderaron de mi, recordé lo que me esperaba en ese mundo, luchar con Atala…
 –¡Auch! – cuando abrí los ojos estaba rodando sobre la arena de entrenamiento y tenía su hocico en mi estómago empujándome
–Calma, más despacio – le dije a Zirra mientras acariciaba su hocico y entonces se calmo, intente ponerme de pie sacudiéndome la arena y estirándome un poco.
–Te dije que saldría bien ¿ya confiaras en mí? – me interrogo Guilmot, irguiéndose como pavo real, presuntuoso con aires de grandeza, intentando realzar su pequeño tamaño.

Entre juegos y risas después de un tiempo, sin querer y sin planearlo monte a zirra, me sentía tan cómoda con ella, no tanto como con Racon, pero me sentía segura también y ella era una experta en vuelo, aunque en definitiva yo no, caí un par de veces pero no fue nada grave, estábamos pasando un rato agradable lejos del amargado de Raizul, cuando al caer por tercera vez escuche su amargada y mandona voz
–   ¡Vaya, vaya! – grito Raizul mientras aplaudía y entrababa al área de entrenamiento lentamente, mirándome de manera despectiva y al mismo tiempo burlándose de mis fallas, tan solo de verlo me sentí desanimada, tan bien que la estaba pasando con Zirra y ahora había llegado el aguafiestas, gritón e intento de entrenador.


– ¡Vamos! ¡Inténtalo de nuevo! – ordeno mientras cruzaba los brazos y me juzgaba 
[capítulo 11]

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