jueves, 28 de abril de 2016

Marbella y Roman (6)

Justo cuando Marbella tocó por tercera ocasión la aldaba de la puerta, la luna llena dibujada se partió en dos y la puerta comenzó a abrirse con un sonido suave, la puerta era muy alta y gruesa, era de esperarse que al menos rechinara, pero en vez de eso solo se escuchó una melodía suave y tranquila como las que tienen las cajas con una bailarina o los alhajeros.

Elvia aún no se sentía confiada de entrar, tan solo se asomaba en pose defensiva esperando lo peor
– ¡hija con cuidado! – le gritó preocupada y tomando a Marbella por el brazo
–no pasa nada mamá, relájate – contesto Marbella y comenzó a bailar entrando hacia el interior de lo que parecía una bodega muy limpia y muy bien iluminada
– ¿Acaso no lo sientes?
– ¿No siento qué?
–La paz, la tranquilidad, la armonía – contestó mientras giraba dando medias vueltas como si de una bailarina se tratara y miraba al techo con un gesto meditabundo, como si estuviera enamorada.

– ¡Hija ten cuidado! –grito Elvia, cuando comenzaron a verse unas luces en diversos tonos de azul muy intensas, tanto que les cegaban la vista, Marbella seguía bailando ahora con los ojos cerrados y no se percató de la presencia de un ser alado, en cambio Elvia la ve de inmediato y siente que su vida y la de Marbella está en peligro por esa presencia, toma a Marbella del brazo e intenta correr hacia la puerta, apenas dan los primeros pasos cuando la puerta se cierra de golpe, Elvia comienza a gritar y desesperada mira a su alrededor buscando una salida.

  – ¡Tranquilas, no les haré daño!
  – ¿Quién es? ¿Quién anda ahí?
  –Es mi guardiana mamá tranquila   – dice Marbella con mucha calma, aun dando vueltas con los brazos abiertos, se detiene y señala hacia donde provenía la intensa luz.
  – ¿Cuál guardiana hija?
  – El hada que está aquí, mira enfrente de nosotras, he soñado con ella desde que era una niña.
  –No les haré daño, las ayudare a encontrar a su familia y encontraremos juntos la manera de acabar con los  Karreon
  – ¿Pero quién eres? ¿Por qué deseas ayudarnos?  – pregunto Elvia menos tensa pero aun con desconfianza   – ¿Cómo sé que no nos harás daño después?
  –Solo puedo asegurarles que desde lejos los estamos cuidando, desde hace mucho tiempo, nunca habíamos considerado acercarnos pero la situación se ha salido de control y amerita que actuemos con prontitud según las leyes materiales de este mundo.
  –Pero ¿Quiénes son?  – pregunto Elvia aun desconcertada
   –Si quieres darnos un nombre, puedes llamarnos hadas, somos seres de Luz y hemos estado cerca de los kastar y otras familias desde hace muchos siglos.   


A pesar de que Elvia aún estaba desconfiada, Marbella fue demasiado insistente y la convenció  de seguir a la hada. Para salir de la habitación en la que estaban, tuvieron que pasar por un portal, Elvia se mostraba muy reacia a entrar.
  – ¡Vamos Mamá! Estaremos bien   – insistía Marbella, mientras tomaba a su madre del brazo y la  jalaba un poco para que entrara al portal. Entrando al portal pasaron por mucha turbulencia, tanta que salieron vomitando en algo parecido a un bosque.
  –Ves mamá es hermoso aquí
  – Esto es un engaño hija, no sé porque te hago caso, si se enterara tu padre.
  –Pero él no está aquí y probablemente este metido en un lio, igual que mis hermanos, escogieron el lugar equivocado.
  – ¡Buscaremos un lugar en donde se resguarden!  –les dijo el hada aproximándose por las espaldas de Marbella
 – ¿Nos quedaremos aquí?  – Preguntó Elvia quien aún se mostraba desconfiada y miraba directamente al hada   –por cierto ¿cómo podemos llamarte?

  – Pueden llamarme Branwen, mañana comenzamos su preparación, por lo pronto les encontraré un lugar donde estén a salvo. 

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