Justo cuando Marbella tocó por
tercera ocasión la aldaba de la puerta, la luna llena dibujada se partió en dos
y la puerta comenzó a abrirse con un sonido suave, la puerta era muy alta y
gruesa, era de esperarse que al menos rechinara, pero en vez de eso solo se
escuchó una melodía suave y tranquila como las que tienen las cajas con una
bailarina o los alhajeros.
Elvia aún no se sentía confiada
de entrar, tan solo se asomaba en pose defensiva esperando lo peor
– ¡hija con cuidado! – le gritó
preocupada y tomando a Marbella por el brazo
–no pasa nada mamá, relájate –
contesto Marbella y comenzó a bailar entrando hacia el interior de lo que
parecía una bodega muy limpia y muy bien iluminada
– ¿Acaso no lo sientes?
– ¿No siento qué?
–La paz, la tranquilidad, la armonía – contestó mientras giraba dando medias
vueltas como si de una bailarina se tratara y miraba al techo con un gesto
meditabundo, como si estuviera enamorada.
– ¡Hija ten cuidado! –grito
Elvia, cuando comenzaron a verse unas luces en diversos tonos de azul muy
intensas, tanto que les cegaban la vista, Marbella seguía bailando ahora con
los ojos cerrados y no se percató de la presencia de un ser alado, en cambio
Elvia la ve de inmediato y siente que su vida y la de Marbella está en peligro
por esa presencia, toma a Marbella del brazo e intenta correr hacia la puerta,
apenas dan los primeros pasos cuando la puerta se cierra de golpe, Elvia
comienza a gritar y desesperada mira a su alrededor buscando una salida.
–
¡Tranquilas, no les haré daño!
– ¿Quién es? ¿Quién anda ahí?
–Es mi guardiana mamá tranquila
– dice Marbella con mucha calma, aun dando vueltas con los brazos
abiertos, se detiene y señala hacia donde provenía la intensa luz.
– ¿Cuál guardiana hija?
– El hada que está aquí, mira enfrente de nosotras, he soñado con ella
desde que era una niña.
–No les haré daño, las ayudare a encontrar a su familia y encontraremos
juntos la manera de acabar con los
Karreon
– ¿Pero quién eres? ¿Por qué deseas ayudarnos? – pregunto Elvia menos tensa pero aun con
desconfianza – ¿Cómo sé que no nos
harás daño después?
–Solo puedo asegurarles que desde lejos los estamos cuidando, desde hace
mucho tiempo, nunca habíamos considerado acercarnos pero la situación se ha
salido de control y amerita que actuemos con prontitud según las leyes
materiales de este mundo.
–Pero ¿Quiénes son? – pregunto
Elvia aun desconcertada
–Si
quieres darnos un nombre, puedes llamarnos hadas, somos seres de Luz y hemos
estado cerca de los kastar y otras familias desde hace muchos siglos.
A pesar de que Elvia aún estaba
desconfiada, Marbella fue demasiado insistente y la convenció de seguir a la hada. Para salir de la habitación
en la que estaban, tuvieron que pasar por un portal, Elvia se mostraba muy
reacia a entrar.
– ¡Vamos Mamá! Estaremos bien – insistía
Marbella, mientras tomaba a su madre del brazo y la jalaba un poco para que entrara al portal. Entrando
al portal pasaron por mucha turbulencia, tanta que salieron vomitando en algo
parecido a un bosque.
–Ves mamá es hermoso aquí
– Esto es un engaño hija, no sé porque te hago caso, si se enterara tu
padre.
–Pero él no está aquí y probablemente este metido en un lio, igual que
mis hermanos, escogieron el lugar equivocado.
– ¡Buscaremos un lugar en donde se resguarden! –les dijo el hada aproximándose por las
espaldas de Marbella
– ¿Nos quedaremos aquí? – Preguntó
Elvia quien aún se mostraba desconfiada y miraba directamente al hada –por cierto ¿cómo podemos llamarte?
– Pueden llamarme Branwen, mañana comenzamos su preparación, por lo
pronto les encontraré un lugar donde estén a salvo.
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