miércoles, 20 de enero de 2016

La maldición de la familia Burr



La maldición de la Familia Burr


Era un día de otoño como cualquier otro, mientras Sofía miraba atentamente por la ventana de su recamara las hojas caer como hojuelas crujientes cubiertas de chocolate, recordó aquellos días en que su madre la mimaba, la amaba, estaba ahí siempre para ella y su hermanas. Habían pasado ya 5 años desde aquella triste y desolada noche, cuando, mientras realizaba sus deberes escolares su padre entró por la puerta, completamente empapado y con el rostro desencajado, su hermana menor Lisa le preguntó: 
–¿Dónde está mamá? – mientras inclinaba la cabeza esperando ver a su madre entrar por la puerta, pero eso nunca sucedió, su padre ni siquiera emitió sonido alguno y cabizbajo subió las escaleras.

Después de tantos años de búsqueda, los investigadores y la policía de la ciudad la habían dado por muerta, a pesar de no existir un cuerpo, decían que los esfuerzos se habían agotado. Pero Sofía y sus hermanas nunca estarán tranquilas hasta descubrir que sucedió, después de tantos años de preguntar e investigar tenían una sola pista, que no era gran cosa, más que lo que su padre había dicho: “veníamos de regreso a casa y pare a cargar gasolina, entonces ella decidió bajar a la dulcería por algo para las niñas y no regreso” en las cámaras de la dulcería se podía corroborar lo que mi padre y el cajero dijeron “entro al sanitario y nunca salió de ahí”. 

Desde entonces su padre se esmeraba en tener sobreprotegidas a Sofía y sus hermanas con el temor de que desaparecieran igual que su madre, por el mismo motivo no le permitía a Sofía indagar demasiado sobre lo sucedido, tan solo le decía “deja que los expertos hagan su trabajo, ellos la encontraran”, pero no habían encontrado nada ni siquiera un indicio que les indicará cómo o quiénes se habían llevado a su madre. Sofía estaba cansada de que todos los demás, incluido su padre, se resignaran y dieran por muerta a su madre, en varias ocasiones intento en vano escapar e ir a ese lugar en donde su madre había desaparecido, pero su padre siempre se encargaba de dar con ella y no permitirle llegar, con la excusa de ser menor de edad y estar bajo su tutela, no le permitía ir a otros lugares más que a la escuela, con la familia y cuando quería ver a sus amigas, no le quedaba de otra que invitarlas a casa, ya que no le permitía ir a ningún otro sitio, pero eso estaba por terminar.

Sofía estaba a dos días de cumplir la mayoría de edad y estaba decidida a independizarse y buscar a su madre, aunque eso implicara tener que solventar sus propios gastos y vivir al día en el mejor de los casos o mendigar en el peor. El siguiente día era sábado por lo que le esperaba un día demasiado aburrido, sus amigas irían a un festival de música en Nápoles, una ciudad que se encontraba a dos horas, por lo que tendría que quedarse en casa con sus hermanas o peor aún tener que ir a casa de su abuela a escuchar sermones de todas sus tías, mientras se emborrachan para terminar llorando y recordando las anécdotas de su madre desde que era una niña. Afortunadamente el sábado su padre estaba tan cansado que decidió no llevarlas con la familia, por lo que Sofía paso el día jugando videojuegos y viendo películas con sus hermanas, por la noche preparo su maleta y junto todos sus ahorros lista para el domingo a primera hora salir de casa y comenzar su búsqueda.

[Capitulo 2]

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