Mientras intento aferrarme lo
mejor posible al dragón e intento mantener el equilibrio para no caerme, ya que
al parecer a Raizul se le olvido que soy nueva en esto, observo lo maravillosa
que es la ciudad, nunca había visto algo así, aunque algunas zonas están en
llamas y casi destruidas, algunos lugares aún están intactos, hay una gran
variedad de flora y fauna que nunca antes había visto y dragones bebés por
todos lados.
Después de media hora de vuelo o
quizás más, llegamos a una especie de fuerte, el cual tiene 4 grandes torres en
las cuales se ven unos enanos como guilmot al parecer vigilando, cuando
llegamos a la entrada, raizul hace descender al dragón y por fin con su ayuda
logro bajar.
– ¿Te gusto el paseo? –pregunta Raizul en tono de burla, mientras me
indica que me acerque al portón de la entrada, preferí contestar con una mueca,
estaba tan nerviosa y estresada en este momento que no tenía ánimos de
contestarle.
Raizul toco tres veces en el
portón y guilmot grita karzanok, Raizul le contesta cantando
Dormondial non est
Dormondial non est
Dormondial vivet in æternum:
El porton comienza abrirse
lentamente, cuando entramos al fuerte al primero que veo es a guilmot, quien al
parecer se alegra de verme ya que me recibe con un abrazo, es algo que no
esperaba, siempre se la pasa regañándome o criticándome.
–Me alegra que hayas sobrevivido a los ataques de Atalarrina
– ¿Esa bruja es Atalarrina? – le
pregunto bastante asustada a guilmot
–así es
–¿y se supone que yo tendré que deshacerme de ella? ¡Estan locos!
–No lo harás sola –dice Raizul
mientras me da unas palmadas en el hombro
–además te entrenare
Cuando nos adentramos en el
fuerte, llegamos a una parte de Dormondial que está protegida, oculta de
Atalarrina, lo primero que veo son enanos construyendo armaduras y unos
gigantes vigilando la entrada, más en
el interior hay mujeres, hombres y niños muy diferentes entre ellos, al parecer
de varias razas, se podría decir, algunos de ellos son muy delgados y con
orejas puntiagudas, otras enanos como Guilmot y otros gorditos panzoncitos un
poco más altos que Guilmot.
Mientras avanzamos Raizul me
explica que desde que comenzaron los ataques de Atalarrina, los habitantes de
Dormondial entraron en pánico y la única manera que encontraron de protegerse
fue esta, quedan ya muy pocos habitantes afuera, solo algunos animales y uno que
otro enano que anda perdido.
–no se con exactitud cómo funciona esto, pero creo que te quedaras aquí
por un buen tiempo
– ¿Qué? ¿Cómo que me quedare aquí? Necesito regresar a casa con mis
padres, presentar exámenes finales y estar en navidad
–Eso no será posible, te quedaras aquí a entrenar
– ¿Quién o como se deciden los cambios de mundo tan impertinentes? Y
¿Qué sucede en mi mundo, el único mundo real que existe mientras yo no estoy?
–no lo sé, nunca he estado en tu mundo, solo sé que tienes que entrenar
pero ya
–pero…
–pero nada, vamos al área de entrenamiento, sirve que conoces a todos
tus dragones
–no se supone que hasta cumpla 19 años me quedara en este mundo para
siempre, aun faltan 8 meses para eso.
–así es, pero no podemos esperar tanto tiempo, si nos esperamos
Atalarrina acabara con todo.
Mientras avanzamos por un pasillo
obscuro comienzo a sentirme muy ansioso, pero al mismo tiempo emocionada, muy
contenta, como si lo mejor de mi vida estuviera por suceder, todos esos sentimientos
me confunden, no tengo porque sentirme así, debería estar enojada, preocupada,
no sé cuándo vuelva a ver a mi familia y amigos, o si los vuelva a ver.
A pesar de todo me siento muy
emocionada, cuando estamos por llegar al área de entrenamiento, entiendo el
porqué de mi emoción, esos animales son impresionante aún más que los dos que
ya conocía.
– ¡Oh! Pero que geniales son –
exclame mientras seguía boba mirándolos
–estos dragones son tan diferentes a los otros, son hermosos en
verdad
–Más bien son hermosas – dijo
Raizul, quien tenía los brazos cruzados y se recargaba en la pared con una gran
sonrisa, al parecer disfrutaba verme como babeaba.
– ¿Hermosas? – pregunte con
asombro
–Así es, son hembras, las hijas más pequeñas de Racon
– ¿y por qué no las había visto antes?
–si las habías visto pero no lo recuerdas, tú las viste nacer, no habían
querido salir de su guarida, ya que no les gusta pelear
– ¿No les gusta pelear? –
Pregunte mientras imaginaba una manera de escapar con las tres dragonas y no
regresar jamás – pues no se diga más,
me voy con ellas – mientras terminaba de
hablar, corrí hacia una de ellas a toda velocidad y salte lo más alto que pude
intentado caer en su lomo y que milagrosamente entendiera que lo que pretendía
era huir con ellas a su guarida y nunca más regresar, pero lo único que logre
fue caer de espaldas y hacer que una de ellas se enojara y se escapara,
afortunadamente Racon fue por ella y la hizo regresar.
–Anda levántate con cuidado – me
dice Raizul mientras me da la mano y me
ayuda a levantarme – ¿Qué pretendías
Dinora? – pregunta en forma de regaño
mientras giraba la cabeza con gesto de desaprobación – ¿Acaso pretendías que te adoptaran como
una de ellas y te llevaran a su guarida?
–Exactamente eso es lo que tenía en mente ¿Cómo lo supiste?
–Yo no lo sabía, ellos me lo dijeron
– ¿ellos? Los dragones
–sí, son tan inteligentes que pueden leer la mente de algunas personas.
– ¿En serio? – pregunte
incrédula, esto ya era demasiado, ahora resulta que los dragones pueden leer mi
mente
–si, en serio, pero no te preocupes, ya aprenderás a proteger tu mente,
por ahora tienes que aprender a montarlos tu sola y a dirigirlos en el aire y…
– ¿Qué dijiste? ¿Montarlos? ¿Yo sola?
–Por supuesto, ya basta, deja de alterarte, de hecho ya sabes hacerlo,
solo que lo haz olvidado, anda vamos, pronto recordaras todo y será más fácil.
Pasamos el resto del día
entrenando, entre caídas, raspones y más caídas, ya no sentía mi cuerpo, estaba
tan cansada y adolorida que solo quería dormir, pero raizul insistía en que
debía de seguir entrenando, cada vez que me quejaba me alentaba a seguir, me
recordaba que Atalarrina no tendría piedad de nadie y que acabaría con todos.
Mientras seguía entrenado
logrando al menos ya mantenerme sobre el lomo de Racon, quien al parecer era el
único de los dragones que me tenía un poco de paciencia y además podía
controlar la velocidad del vuelo, Raizul me pidió que me bajara de Racon y
descansara un poco.
Me sentí aliviada, por fin el
martirio había terminado y ahora probablemente cenaríamos o nos dirigiríamos a
algún catre por lo menos o algún lugar donde podría dormir, aproveche el
momento de descanso mientras sentía como mis músculos adoloridos comenzaban a relajarse, cerré los ojos y
respire tranquilamente, recordando las clases de Beto el maestro de yoga de la
uni.
– ¿Vamos a cenar o qué? ¿A dónde?
– pregunte un poco adormilada, cuando Raizul me despertaba moviendo mis
hombros
– ¿Cenar? – dijo Raizul mientras
se burlaba de mi –no, aquí no hacemos
eso, solo comemos una vez al día ¡vamos¡
¡arriba! ya descansaste lo suficiente
–¿Entonces ya vamos a dormir? –
pregunte ingenuamente, mientras me tallaba los ojos y me incorporaba
–No, Dinora, continuaremos tu entrenamiento
–No no no no – grite mientras
hacía berrinche zapateando en la arena
–si vuelvo a subirme a uno de esos dragones moriré
–Tranquila, los dragones ya se fueron, ahora entrenaras con la espada
Resignada tome una espada y comencé a entrenar siguiendo las
indicaciones de Talus el encargado de entrenarme a mí y a varios niños y
adolescentes que con gusto y unas energías que yo ya no tenía me daban una
buena paliza.
–Tranquila Dinora, tranquila hija, solo es una pesadilla – cuando abrí los ojos vi a mi madre y
comencé a llorar, ya no podía soportar esto, aunque en realidad lloraba de felicidad
por estar en mi mundo otra vez y además cerca de mi mamá.
–Mamá eres tu – dije mientras la
abrazaba
–Si hija ¿qué te sucede? ¿Tuviste pesadillas otra vez?
–si mamá, horribles
–Tranquila hija, ya pasaron, anda levántate,
te prepare hotCakes
Me levante
como pude, aun adolorida y con la sorpresa de unos moretones horribles en la
espalda y en los brazos, por lo menos mi cara estaba ilesa esta vez y por fin
ya recordaba todo, me arregle y baje al comedor, el olor de los hotcakes recién
hechos me puse de muy buen humor.
– ¿Qué
hice ayer? – pregunte, esperando que no
notaran nada extraño en mí.
–Estuviste estudiando casi todo el día, estabas muy concentrada y no
parabas de repasar y contestar ejercicios, estabas muy molesta cuando no podías
resolver los problemas de física, repetías constantemente que la bruja no te ganaría.
Estamos muy orgulloso de ti, veras que te ira excelente en el examen de física,
aunque aún faltan 3 semanas para que empiecen los exámenes finales. En verdad
estamos muy orgullosos de ti ¿verdad Rigo?
–pregunto mi mamá a mi papá
–Así es hija, pero no te estreses tanto, hasta te quedaste dormida sentada con los libros en la mano y no
quisiste bajar a cenar, mencionaste que “aquí no se cena” – dijo mi padre levantando los hombros y las cejas.
– ¿En serio? – Fue lo único que
se me ocurrió decir, estaba absorta en mis pensamientos, no podía creer la
similitud de lo que ocurría en ambos mundos
– ¿No lo recuerdas? Bueno, pero
que pasa contigo Dinora, no tienes ni 19 años y ya no recuerdas lo que hiciste
ayer ¿Qué te esperara cuando tengas mi edad?
–por cierto durante la noche mientras dabas patadas y manotazos no
dejabas de mencionar a Atalarrina
–ahora que recuerdo la mencionabas mucho de niña en tus sueños, siempre
despertabas empapada en sudor ¿No lo recuerdas?
– me pregunto mi mamá mientras acariciaba mi cabello y me miraba
directamente a los ojos
–No, no recuerdo nada
–ay Dinora me estas preocupando otra vez, tendremos que llevarte al
neurólogo otra vez
–No exageres mujer, solo es estrés por los exámenes, ya se le pasara
¿verdad hija? –Pregunto papá guiñándome
un ojo – anda ve con tu hermano a jugar
videojuegos, relájate y diviértete, eso es todo lo que necesitas.
Me levanté de la mesa y como niña
obediente fui a jugar con mi hermano, en verdad que ya necesitaba un rato de
relax, era mejor manejar naves en la comodidad del sillón que andar sufriendo
cayendo de dragones.
Disfrutaba tanto jugar con mi
hermano como nunca, que temía que eso terminara pronto y así fue, cuando estaba
a punto de ganarle aparezco sentada sobre un montón de paja jugando a algo
parecido a las canicas con varios niños, pero en vez de canicas usábamos
chicharos, que mundo tan anticuado es este, no tienen ni canicas.
–Mira nada más Dinora, que bonita jugando cacharitos con los niños –dijo raizul quien ya venía preparado para
darme una buena tunda otra vez.
–¿Cacharitos? – pregunte,
esperando regresar a mi mundo muy pronto
y cambiar estos chicharos por un control inalámbrico, un cómodo sillón y los
deliciosos hotcakes recién hechos de mamá.
–sí, así se llama eso que estás jugando, anda levántate continuaremos tu
entrenamiento
–No, espera un rato más
–ya sabes que no tenemos tiempo Dinora, esta vez comenzaremos con las
espadas, tus dragones aun no llegan
Me levanto sin ganas, pero al
menos bien comida y descansada y camino por el pasillo directo al área de
entrenamiento
–
¡Chicos y chicas a entrenar! – grita
Talus mientras arrasta un monton de espadas y escudos de madera.[capítulo 9]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tus comentarios son muy importantes para mi, siéntete libre de expresar los