viernes, 13 de febrero de 2015

Dinora y Racon(4)

Llegue a casa, a penas abrí la puerta y mi madre se me quedo viendo estupefacta, mientras mi padre a lado de ella le decía, “vez mujer no tiene nada, tan solo son ideas tuyas”. Mi madre me observaba con gesto de incredulidad. De repente así nada más se acercó a mi rostro y toco mi mejilla, esa mejilla que hace unos cuantas horas tenía una cicatriz en forma de letra A, recorrió con sus suaves manos todo mi rostro, aun no podía creer lo que había visto, se fue corriendo, llorando sin decir nada más. 

¿Cómo podía consolarla? ¿Cómo podía explicarle? Si ni siquiera sabía yo lo que estaba pasando, ahora tenía un motivo más para averiguar qué era lo que estaba pasando, la tranquilidad de mamá no tenía precio. Mi padre no dijo nada, tan solo se quedó quieto, serio, como siempre, sin decir nada, sin apoyar a mamá, tan solo la juzgo loca y yo sin poder decir, sin poder explicar absolutamente nada. Esa noche dormí como un bebé, afortunadamente desperté sin recordar sueño alguno, era lo mejor que podía pasarme, tendría una vida normal de nuevo, no podía creerlo. A penas me pare de la cama y puse música, sería el mejor día de me vida, entre a la ducha más feliz que nunca, me esperaba un día espectacular en la universidad, con Saúl, mis amigas, las clases, todo, absolutamente todo volvería a ser como antes. 
Tan contenta estaba que ni siquiera me había dado cuenta de que Delia no había ido a casa, ayer por la tarde, habíamos quedado a las cinco, estaba dispuesta a contarle todo, aunque sabía que no podía ayudarme, desahogarme me ayudaría muchísimo y solo en ella podía confiar. Después de arreglarme de la mejor manera posible, baje a desayunar, mi madre siempre me preparaba el desayuno, tenía a la mejor mamá del mundo, sin duda alguna, ella siempre estaba ahí, sin pedir nada a cambio. 
Me preparo unos hotcakes con plátano y manzana tal cual me gustan, me dio la bendición como siempre, como si no pasara nada y yo siguiera siendo su pequeña hijita. Tome el autobús para ir a la universidad, esta vez hasta paso más rápido de lo normal, por lo general siempre tenía que esperarlo más de 20 minutos, hoy tan solo había tenido que esperarlo 10. Al aparecer todo pintaba para que fuera un día perfecto, de esos días que cuando las cosas salen mal, siempre quieres recordad para tomar fuerzas. Subí el primer escalón del autobús, sentí un ligero mareo y la vista se me nublo, cuando abrí los ojos estaba acostada en una montaña y justo en la cima, estaba el, Racon ese dragón enorme de color dorado que aunque solo había visto una sola vez, cuando miraba sus ojos sentía como si fuera mi alma gemela. Algo había en el que no me podía explicar, era majestuoso, extraordinario. Yo no sabía mucho de dragones, de hecho no sabía nada en lo absoluto más lo que pasaban en películas o comics y aunque lo estaba viendo en estos momentos ni siquiera estaba segura de que fuera real. Ahora no sabía que hacer ¿Debía de acercarme? Intentar correr era lo peor, quizá simplemente debería esperar que la respuesta llegara sola de algún lado, como cuando no sabes que contestar en un examen y tan solo estas esperando que alguien te ilumine y que las respuestas lleguen solas de la nada, aunque por experiencia sabía muy bien que eso no funcionaba. 

Como desearía que todo fuera tan simple y que lo peor que me pudiera pasar fuera reprobar un examen, en cambio ahora estaba enfrente de un dragón enorme, el miedo comenzaba a apoderarse de mí y entonces lo recordé, el enano que no recuerdo su nombre me había dicho que tan solo dijera el nombre del dragón y acudiría a mí y ahora que recuerdo algo más, el dragón no me hizo daño. -Racon – grite y el enorme dragón comenzó a mover sus patas descendiendo por la montaña, todo comenzó a temblar, tanto que termine en el suelo, estoy muerta pensé, en dos pasos ya estaba enfrente de mí, bajo su cabeza y con su hocico toco mi estómago “¡Oh demonios! ¿Qué se supone que haga ahora? ¿Qué le haga cariñitos? ¿Cómo si de una mascota se tratara? Y entonces como si no fuera lo suficientemente extraño tener a un enorme dragón dorado masajeando mi estómago con su enorme hocico, se acerca otro dragón de color azul, este era más pequeño, probablemente de un cachorro se tratara. 

-Valla, veo que Remur ya te encontró –digo Guilmot -¿Remur? ¿De dónde saliste enano? - soy Guilmot ¿Acaso ya te olvidaste de mí también? -no, de ti no me he olvidado, pero a este dragón no lo conocía -pero si lo viste nacer – Guilmot suspiro con gesto resignado - no te preocupes, ya llegara el momento en que recuerdes todo – y comenzó a acariciar a Remur - ¿Y este otro dragón? ¿Cuántos hay? – pregunto Dinora aun en el piso -hay muchos, pero tuyos son cinco -¿cinco? ¿En dónde están los otros? -Deben andar por ahí – dijo Guilmot señalando otras montañas -¿quieres conocerlos a todos ahora? -No no no – grito Dinora y se levantó de golpe – lo mejor será que regrese a mis clases ahora mismo. -aun no puedes irte, aun no puedes dominar eso y entre más intentes huir y no aceptes que eres parte de este maravilloso mundo, más difícil será para ti. -¿Mas difícil? ¿Acaso no ha sido suficiente? -Esto no es nada, comparado con lo que te espera, tienes que entrenar y entrenar a tus dragones para la gran batalla -¿La gran batalla? ¿De que estas hablando enano? -Primero aclaremos las cosas, acaso es mucho pedir que me llames por mi nombre, me llamo Guilmot – dijo gritando su nombre –Guilmot – levanto los brazos y miro directamente a los ojos a Dinora – no lo olvides por favor. -Está bien Guilmot ¿De qué batalla hablas? Y ¿Cómo se supone que los voy a entrenar? - pregunto Dinora, haciendo énfasis en el nombre del enano. -Las cicatrices y chichones de donde crees que salieron, desde que tienes dos años de edad se ha estado librando una batalla entre los dragones de Atalarrina y los tuyos. -¿Qué? -Así como lo escuchas, pero no te preocupes, ya pronto llegara su fin y espero que salgas victoriosa. -¿y Cómo se supone que lo lograre? -Eso solo tú lo puedes saber, nadie puede ayudarte

[Capítulo 5]

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tus comentarios son muy importantes para mi, siéntete libre de expresar los