sábado, 14 de febrero de 2015

Marbella y Roman(1)



Y ahí estaba el, decepcionado, no sabía cómo había ocurrido, se había ido, lo había dejado. Conocía tanto y tan poco de ella, aún tenía el aroma de su cuerpo impregnado. Todos lo sabían, se lo habían dicho y él no lo había creído. Lo había estado engañando por mucho tiempo y el seguía ahí dando su vida por ella, seguía creyendo en ella, a pesar de que lo había dejado, él sabía que lo amaba con todo su corazón.
Aun recordaba el día que la había conocido, dese ese momento supo que algo extraño había en ella, su voz, su manera de caminar, su forma de vestir, no se parecía en nada a las demás chicas. Se veía tan inocente, tan tierna y sobre todo tan guapa, tan solo mirarla, el había quedado hechizado.
-¡Hola, soy Marbella! – le sonrió inocentemente y se soltó el cabello, él se quedó mudo tan solo contemplando su belleza. -¿Cómo te llamas chico? ¿Acaso no hablas tú? – le pregunto acercando su rostro al de él.
-Román – contesto el tímidamente y ella se subió a su motocicleta y se fue sin decir nada más.
A partir de ese momento no dejo de pensar en ella, cada vez que la veía, la única en hablar era ella, hasta un día  que, sin decir nada más le pidió que fuera su novia.
Marbella se quedó muda igual que él, dos mudos que tan solo se miraban fijamente en la calle Bermo de la pequeña ciudad de Rayoc.
Fueron la burla de todos por algunos meses, un chico menor que ellos, que asistía a la misma escuela lo había visto todo, no tardó mucho en que la noticia se divulgara. Los mudos raros les decían en toda la ciudad. Rayoc era una ciudad de apenas 100 habitantes, todos se conocían y se ayudaban entre ellos, excepto a la familia Kastar, la familia de Marbella, desde que llegaron los habían exiliado, su casa estaba a las orillas de la ciudad y no tenían vecinos. Cuando llegaron Marbella tenía apenas un año y era la menor de 5 hermanos.
Creció con la única compañía de sus hermanos y sus padres. Ir a la escuela era un suplicio, pero aun así sus padres la obligaban, “no vas a hacer amigos, Vas a aprender” le repetían constantemente.
Hasta que conoció a Román, a sus 17 años, quien acaba de llegar a la ciudad y aun no sabía  la fama que tenían ella y su familia. Se habían enamorado perdidamente uno del otro. A Román no le importaba lo que su familia y toda la ciudad le decía. Todos los días esperaba que su familia se durmiera para escaparse a casa de Marbella, aunque en un principio los Kastar no lo querían cerca de Marbella, con el tiempo se ganó el respeto de la familia y le permitían pasar la noche en su casa.
Tres años habían pasado desde el momento en que Marbella y Román se habían quedado mudos, tan solo viéndose directamente a los ojos.
Cuando un día sin decir palabra alguna, Marbella había desaparecido, al igual que toda su familia.
Todos en Rayoc se lo recordaban, “es una bruja y toda su familia también”, “te engaño todo este tiempo”, solo te uso y ahora irán a otra ciudad a hacer lo mismo,  le decían a diario burlándose de su desgracia. Pero Román estaba seguro que no era así, nunca había visto nada extraño en casa de los Kastar, eran una familia común y lo habían tratado más que bien.  Él sabía que Marbella lo seguía amando y que algo malo le había pasado, ella y su familia estaban en peligro y él no sabía qué hacer para rescatarla y tenerla de vuelta.

[capítulo 2]


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