viernes, 13 de febrero de 2015

Dinora y Racon (3)



Cuando recobre la conciencia sentí un aliento muy caliente cerca de mi rostro, como si me quemara, pero no sentía miedo alguno, por el contrario, me sentía protegida, a salvo. Intente abrir los ojos, pero no podía, moví lentamente la mano derecha y toque su hocico, no sabía que era, probablemente era la mascota que el enano menciono, pero que clase de mascota tendría un aliento que quema y de semejante tamaño.
–Ya abre los ojos Dinora  – dijo el enano emocionado – pero no vayas a gritar otra vez, por favor.
– ¿Otra vez? ¿Esto ya ha pasado antes?
–Por supuesto niña, muchas veces, desde hace muchos años – suspiro el enano fatigado – pero ya es tiempo de que lo hagas consiente y lo recuerdes para siempre.
Abrí los ojos lentamente y no podía creer lo que veía, no pude ni siquiera gritar, me quede en shock, tan solo los había visto en películas, o comics, pero no podía creer que existieran.
Era hermoso e imponente, un gran dragón dorado, mire sus garras y me estremecí por completo
–No veas sus garras niña, ni su hocico o volverás a desmallarte
Yo seguía en shock ni siquiera podía contestarle al enano, mi corazón latía tan rápido que en cualquier momento podía explotar, solo esperaba que a esa cosa no se le ocurriera echar fuego porque volvería a desmayarme otra vez.
–Mira sus ojos y veras el reflejo de tu propia alma – dijo el enano con un tono de ternura.
Hice caso a lo que el enano dijo y lo mire a los ojos fijamente, fue algo tan extraño, fue como si lo conociera, como si siempre hubiera estado a mi lado.
– ¿Te parece familiar no? – pregunto el enano con una gran sonrisa
–Si – conteste aun embobada, después de eso mi mente se quedó en blanco, sentí que Racon me daba su pata, parpadeé rápidamente y cuando abrí los ojos estaba en la clase de ciencias.
-¿Racon? –  pregunte
– ¿Quién es Racon Dinora? Anda toma el tubo de ensayo – dijo Ramón mi profesor de ciencias mientras me entrega el tubo con una sustancia extraña de color azul  – pon atención a la clase Dinora, has andado muy distraída, ni siquiera haz abierto tu manual.
Cuando mire a los ojos a Ramón sentí que era la misma mirada que Racon, como era eso posible
–Dinora ¿Qué pasa contigo? estas enamorada de ramoncito  – dijo delia mi compañera de clase y mi única amiga en la universidad
–No, claro que no, como crees
– ¿Entonces qué te pasa? Andas muy extraña últimamente
 –tan solo he andado un poco distraída, no he dormido bien.
– ¿Segura que es eso? ¿Todo bien con Saúl?
Mi celular sonó, tenía un mensaje de Saúl, tan solo decía ¿Tienes clase libre? Te veo en la cafetería.
–de hecho es el, lo veré en la cafetería
– ¿Todo está bien con él?
–Si, por su puesto, pero tu compañía me haría muy bien hoy en la tarde – me quede pensando, tenía que contarle esto a alguien y solo en Delia mi única y mejor amiga podía confiar, en nadie más, ni siquiera en Saúl, me juzgaría loca y me cortaría de seguro.
–Seguro, iremos al cine  o por un café al menos, necesitas distraerte.
–lo que necesito es irme de antro y perder la conciencia por completo
– ¿Estás loca?
–ya lo sé, no es momento para eso, ya será en otro momento, pero  primero llega a mi casa, necesito contarte algo y solo en ti puedo confiar.
– ¿Pues dilo ya?
–no, no aquí no es el momento y no preguntes más, me voy a ver a Saúl, nos vemos en la tarde ¿a las 5 llegas?
–Seguro.

“Así que ya conociste a Racon” escuche en una voz muy baja, mire hacia atrás, la voz provenía de Ramón, pero era algo extraño, como si fuera un pensamiento, lo mire y tan solo me sonrió
-¿Necesitas algo Dinora? ¿No tienes clase?
-Tengo libre profesor ¿Usted dijo algo antes?
-No ¿Por qué?
-por nada, olvídelo, hasta mañana.
-Mañana no tenemos clase Dinora, hasta el miércoles
-Cierto, hasta el miércoles.

Seguía tan distraída, fui corriendo a la cafetería a ver a Saúl, ni siquiera había notado que mis compañeros ya no me veían raro, me toque la frente mientras corría por los pasillos y salía a la explanada, ya no tenía los chichones.
Cuando atravesé la explanada ahí estaba Saúl, aunque tenía ganas de verlo, prefería que no viera mi cara, que le diría cuando preguntara por las cicatrices, de seguro aun las tenía, no se quitan de un día para otro.
Me abrazo y miro detenidamente mi rostro, o no por Dios, me puse muy nerviosa, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no preguntaba nada?
– ¿Qué pasa mi amor?  Te noto un poco nerviosa
–Nada, ¿Notas algo diferente en mí?
–No, para nada
– ¿Seguro? ¿Ya viste bien mi cara?
–sí, ¿Te hiciste un piercing o un tatuaje y no lo he notado?  O ¿Por qué preguntas?
–No, por nada, tan solo unos compañeros de clase mencionaron que me veía diferente
–solo tu piel se ve más clara y se siente más suave.

 No podía ser, de un día para otro, todos los moretones se me habían quitado y la cicatriz en forma de A en mi mejilla, no podía ser posible algo así. Me estoy volviendo loca definitivo, necesitaba verme en un espejo, necesitaba comprobarlo y buscar respuestas pronto, ¿A dónde voy cada vez que duermo? ¿Quién es ese enano? ¿Y el dragón? Ahora voy a ese lugar hasta en plena clase, no sé como pero la averiguare.

[Capítulo 4]

1 comentario:

Tus comentarios son muy importantes para mi, siéntete libre de expresar los