Cuando recobre la conciencia
sentí un aliento muy caliente cerca de mi rostro, como si me quemara, pero no
sentía miedo alguno, por el contrario, me sentía protegida, a salvo. Intente
abrir los ojos, pero no podía, moví lentamente la mano derecha y toque su
hocico, no sabía que era, probablemente era la mascota que el enano menciono,
pero que clase de mascota tendría un aliento que quema y de semejante tamaño.
–Ya abre los ojos Dinora – dijo el enano emocionado – pero no vayas a
gritar otra vez, por favor.
– ¿Otra vez? ¿Esto ya ha pasado
antes?
–Por supuesto niña, muchas veces,
desde hace muchos años – suspiro el enano fatigado – pero ya es tiempo de que
lo hagas consiente y lo recuerdes para siempre.
Abrí los ojos lentamente y no
podía creer lo que veía, no pude ni siquiera gritar, me quede en shock, tan
solo los había visto en películas, o comics, pero no podía creer que
existieran.
Era hermoso e imponente, un gran dragón
dorado, mire sus garras y me estremecí por completo
–No veas sus garras niña, ni su
hocico o volverás a desmallarte
Yo seguía en shock ni siquiera
podía contestarle al enano, mi corazón latía tan rápido que en cualquier
momento podía explotar, solo esperaba que a esa cosa no se le ocurriera echar
fuego porque volvería a desmayarme otra vez.
–Mira sus ojos y veras el reflejo
de tu propia alma – dijo el enano con un tono de ternura.
Hice caso a lo que el enano dijo
y lo mire a los ojos fijamente, fue algo tan extraño, fue como si lo conociera,
como si siempre hubiera estado a mi lado.
– ¿Te parece familiar no? –
pregunto el enano con una gran sonrisa
–Si – conteste aun embobada,
después de eso mi mente se quedó en blanco, sentí que Racon me daba su pata,
parpadeé rápidamente y cuando abrí los ojos estaba en la clase de ciencias.
-¿Racon? – pregunte
– ¿Quién es Racon Dinora? Anda
toma el tubo de ensayo – dijo Ramón mi profesor de ciencias mientras me entrega
el tubo con una sustancia extraña de color azul
– pon atención a la clase Dinora, has andado muy distraída, ni siquiera
haz abierto tu manual.
Cuando mire a los ojos a Ramón
sentí que era la misma mirada que Racon, como era eso posible
–Dinora ¿Qué pasa contigo? estas
enamorada de ramoncito – dijo delia mi
compañera de clase y mi única amiga en la universidad
–No, claro que no, como crees
– ¿Entonces qué te pasa? Andas
muy extraña últimamente
–tan solo he andado un poco distraída, no he
dormido bien.
– ¿Segura que es eso? ¿Todo bien
con Saúl?
Mi celular sonó, tenía un mensaje
de Saúl, tan solo decía ¿Tienes clase libre? Te veo en la cafetería.
–de hecho es el, lo veré en la
cafetería
– ¿Todo está bien con él?
–Si, por su puesto, pero tu
compañía me haría muy bien hoy en la tarde – me quede pensando, tenía que contarle
esto a alguien y solo en Delia mi única y mejor amiga podía confiar, en nadie
más, ni siquiera en Saúl, me juzgaría loca y me cortaría de seguro.
–Seguro, iremos al cine o por un café al menos, necesitas distraerte.
–lo que necesito es irme de antro
y perder la conciencia por completo
– ¿Estás loca?
–ya lo sé, no es momento para
eso, ya será en otro momento, pero
primero llega a mi casa, necesito contarte algo y solo en ti puedo
confiar.
– ¿Pues dilo ya?
–no, no aquí no es el momento y
no preguntes más, me voy a ver a Saúl, nos vemos en la tarde ¿a las 5 llegas?
–Seguro.
“Así que ya conociste a Racon”
escuche en una voz muy baja, mire hacia atrás, la voz provenía de Ramón, pero
era algo extraño, como si fuera un pensamiento, lo mire y tan solo me sonrió
-¿Necesitas algo Dinora? ¿No
tienes clase?
-Tengo libre profesor ¿Usted dijo
algo antes?
-No ¿Por qué?
-por nada, olvídelo, hasta
mañana.
-Mañana no tenemos clase Dinora,
hasta el miércoles
-Cierto, hasta el miércoles.
Seguía tan distraída, fui
corriendo a la cafetería a ver a Saúl, ni siquiera había notado que mis
compañeros ya no me veían raro, me toque la frente mientras corría por los
pasillos y salía a la explanada, ya no tenía los chichones.
Cuando atravesé la explanada ahí
estaba Saúl, aunque tenía ganas de verlo, prefería que no viera mi cara, que le
diría cuando preguntara por las cicatrices, de seguro aun las tenía, no se
quitan de un día para otro.
Me abrazo y miro detenidamente mi
rostro, o no por Dios, me puse muy nerviosa, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no
preguntaba nada?
– ¿Qué pasa mi amor? Te noto un poco nerviosa
–Nada, ¿Notas algo diferente en
mí?
–No, para nada
– ¿Seguro? ¿Ya viste bien mi
cara?
–sí, ¿Te hiciste un piercing o un
tatuaje y no lo he notado? O ¿Por qué preguntas?
–No, por nada, tan solo unos
compañeros de clase mencionaron que me veía diferente
–solo tu piel se ve más clara y
se siente más suave.
No podía ser, de un día para otro, todos los
moretones se me habían quitado y la cicatriz en forma de A en mi mejilla, no
podía ser posible algo así. Me estoy volviendo loca definitivo, necesitaba
verme en un espejo, necesitaba comprobarlo y buscar respuestas pronto, ¿A dónde
voy cada vez que duermo? ¿Quién es ese enano? ¿Y el dragón? Ahora voy a ese
lugar hasta en plena clase, no sé como pero la averiguare.
[Capítulo 4]
[Capítulo 4]
¡Muy emocionante!
ResponderBorrar